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CHARLIE HEBDO: DE LOS LÍMITES DE LA CRÍTICA Y EL RASCISMO

Por Javier Sacristán de Alva

Je suis Charlie Hebdo, je ne suis pas Charlie Hebdo, dónde está el problema de lo que pasó en París, por qué este artículo no busca ser una condena directa a los atentados contra una revista que se declaraba medio alternativo. Antes de seguir escribiendo debo aclarar que no justifico la muerte de nadie, el asesinato de doce personas no es algo que se debe celebrar, pero ¿qué hay atrás de esos asesinatos, qué se dibujaba en Charlie Hebdo para que las manos de sus caricaturistas fueran cesadas por jóvenes con armas automáticas?

Una vez aclarado que me parece insostenible el asesinato de 12 personas, puedo pasar a lo que me interesa. Charlie Hebdo ha hecho críticas a otras religiones e incluso a la muerte de famosos, en sus orígenes fue cerrada cuando se burló de la muerte de Charles De Gaulle, sin embargo, la revista comenzó a apestar a intolerancia, racismo y extrema derecha. Realmente yo no sabía mucho de la revista hasta el atentado, pero al abrir ejemplares de forma digital uno se encuentra con un humor vulgar y de insulto a las minorías, humor que funcionaba a la extrema derecha tan vigente en ese país.

Que quede claro yo no soy Charlie y dudo que los periodistas asesinados sean mártires de la libertad de expresión. Es aquí donde el lector que ha seguido el análisis simplista de los medios dirá que yo le quiero poner límites a ese derecho de la libre expresión. Sin embargo, atacar minorías que constantemente han sido humilladas no puede ser llamado libertad de expresión. Ahora hay 12 víctimas pero antes hubo miles de incivilizados terroristas muertos a manos de los fascistas o de la policía.[1]

Ahora analicemos la libertad de expresión en Francia, un país donde está prohibido mencionar el Holocausto (incluso Charlie Hebdo se negó a publicar caricaturas referentes a él) pero donde uno se puede reír de los musulmanes y de sus tragedias.[2] Ridiculizar y atacar una cultura que se considera enemiga es posible en este mundo; al final el problema es que la libertad de expresión se califica desde nuestra posición occidental.

El atentado, como todos sabemos, ocurrió en París una ciudad donde los musulmanes son una minoría pobre y constantemente acechada por los gobiernos nacionalistas.[3] Algunos periodistas franceses dicen que desde la resistencia de Francia contra la invasión nazi los franceses dicen todo lo que piensan, yo los invito a pensar todo lo que dicen.

La libre expresión no funcionó en Francia (en realidad en el mundo entero) cuando el gobierno intentó regularizar el uso de la burka y del nikab, ambos cubrían el rostro y fueron interpretados como una amenaza contra la convivencia social por parte del derecho francés. Quién en ese entonces protestó, aun sabiendo que había mujeres que lo utilizaban estando convencidas. Nuevamente, ¿hasta dónde llega la libertad de expresión? ¿O todo depende de quién ejerza este derecho?

La libertad de expresión nos permite decir idioteces vulgares cargadas de odio contra un grupo específico de la población sin que el gobierno haga nada, pero en el caso de Charlie Hebdo como en muchos otros, esas idioteces no se pueden defender y por lo tanto provocarán consecuencias. Cuando te burlas de los marginados, de los oprimidos, provocas violencia; cuando tu trabajo trae consecuencias es necesario afrontarlas.

Ahora empieza lo bueno. El atentado traerá más islamofobia, más xenofobia, más aprobaciones de bombardeos por parte de la OTAN, toda una cruzada por la libertad de expresión y esa no la juzgaremos, se lo habrán ganado. Al final las cosas se reducen a que si un negro dispara es un problema racial, si un musulmán dispara es un problema religioso, si un blanco dispara es un pobre diablo que necesita atención psiquiátrica. El neo nazismo en Europa sigue creciendo, Charlie Hebdo ya ayudó a que esto creciera más y es por eso que desde aquí digo yo no soy Charlie pero al mismo tiempo repruebo los atentados en París y desde ésta, nuestra humilde trinchera, mandamos fuerza a las familias de los fallecidos.

Y después del ataque ¿qué sigue? Para muchos medios lo que continuaba era la solidaridad, pues había que demostrar que ese ataque contra la libertad de expresión (siempre vista desde occidente) no causaba miedo, así siguió la publicación de 12 cartones de Charlie Hebdo, claro está en referencia a los 12 muertos. Viene entonces la divulgación de caricaturas cargadas de xenofobia francesa, sexistas, homofóbicas y siempre en contra del Islam. La revista decía atacar a todos por igual, sin embargo, la mayoría de los números se centraban en estos temas. Incluso algunos medios se atrevieron a despedir a “12 grandes del dibujo”, con perdón de los asesinatos o que alguien se enoje no demuestra que las caricaturas eran buenas, insistimos: las caricaturas eran racistas y buscaban provocar a una minoría explotada y oprimida, todo trabajo tiene consecuencias; eso aprendieron en la revista francesa.

Pero la solidaridad no termina ahí, no debe terminar ahí. Líderes mundiales fueron a París a tomar las calles para protestar contra el extremismo del Islam, claro que en sus países no es que prolifere la libertad de prensa pero es mejor marchar contra quienes consideran enemigos. Entre los asistentes a la marcha en Paris se encontraban:

  • Benjamin Netanjahu, el primer ministro de Israel; responsable de la muerte de más de dos mil palestinos (solamente el año pasado).

  • Nicolas Sarkozy, el presidente de Francia; apoyó la intervención en Libia y hasta ahora es responsable de la muerte de 90 mil personas.

  • Petro Poroschenko, presidente de Ucrania, actualmente es respaldado por neo nazis en las calles y se ha manchado con la sangre de más de 5 mil ucranianos.

Asesinos protestando por el asesinato de 12 caricaturistas que constantemente promovieron el odio en Francia. Ellos son Charlie Hebdo, ellos promueven la libre expresión que solamente existe cuando el imperialismo la aprueba. Ya lo dijimos, condenamos la masacre pero nos negamos a quedarnos en la interpretación simplista de la mayoría de los medios, nos negamos a ascender a los muertos de Charlie Hebdo a mártires de la libertad de expresión; debe quedar claro que la falta de sensibilidad y respeto normalmente terminará en tragedia.[4]

Para concluir, el objetivo aquí es cuestionar qué es libertad de expresión y qué fue el ataque a la revista. Pareciera que la mala memoria de los franceses manchó de sangre las páginas de su Historia… nada ocurre sin una explicación, y lo que pasó en París tiene olor a Argelia,[5] huele a la muerte que los colonizadores sembraron en otras partes del mundo, cuando empezaron a construir el tercer mundo. Franz Fanon dijo alguna vez: “mis héroes siempre han matado colonizadores”, sin embargo la muerte sembrada en París, hará que se apruebe la muerte en nombre de unas caricaturas bastante malas. A pesar de condenar los asesinatos, insisto, je ne suis pas Charlie.








[1] José Antonio Gutierrez D., “Je ne sui spas Charlie (Yo no soy Charlie)”, en http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article79645 Consultado el 09 de enero de 2015.


[2] “Una de las portadas de Charlie Hebdo decía el Corán es una mierda no detiene las balas haciendo referencia a una masacre en Egipto en 2013. Un gobierno apoyado por Francia fue el que llevó a cabo dicha masacre. ¿Qué pasaría si ahora se publica una caricatura con uno de los asesinados donde dijera la revista es una mierda no detiene las balas?”


[3] Jordan Weissman, “Charlie Hebdo is Heroic and Racist: We should enbrace and condemn it”, en http://www.slate.com/articles/news_and_politics/politics/2015/01/charlie_hebdo_the_french_satirical_magazine_is_heroic_it_is_also_racist.html Consultado el 9 de enero de 2015.



[4] “Charlie Hebdo: #JeNeSuisPasCharlie, el hashtag que critica al semanario tras el atentado” en Bolsamanía. Web Financial Group. En línea: http://www.bolsamania.com/noticias/pulsos/charlie-hebdo-jenesuispascharlie-el-hashtag-que-critica-al-semanario-tras-el-atentado--639941.html#QlS0gi9pA4xS2j9r Consultado el 11 de enero de 2015.


[5] Robert Fisk, “Argelia agrega contexto al ataque contra Charlie Hebdo”, trad. Jorge Anaya, en La Jornada, sábado 10 de enero de 2015.

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