LA ANGUSTIA DEL (IN)PRÓXIMO MILENIO
Laura Itzel Domart
Náufrago en las tinieblas, el hombre avanza hacia el próximo
milenio con la incertidumbre de quien avizora un abismo.
Ernesto Sábato
Mirar el diario, sumergir el rostro en agua y pararte frente al espejo. Tres acciones yuxtapuestas. Tres actos del mundo simultáneo. Tres hechos en la decadencia del desvelo. Una muerte que se prolonga poco más allá de tres segundos o de tres decesos. Y al final, mirar el desecho que se ha formado justo detrás de los muros ajenos porque, justo ahora, tres balas acechan Reynosa.
Una monotonía se multiplica por tres números infinitos que se cortan por el trecho. Un hombre se arroja a las vías de tres trenes distintos. Una mujer muere para rendir tributo a tres desconocidos. Un famélico infante se acerca a tres culos benditos. Un alguien nace al ritmo de tres mil nuevos habitantes del desperdicio.
Con la farsa de tres destinos acusando lo desolado se me mete la inconclusión. Tres historias con un fin de botón aerostático se colocan frente al suicidio. Tres cielos han sido rentados para todos, menos para mí. Será que el miedo no encuentra ni los tres pasillos del desalojo. Ni los tres informes para ciegos han hallado al despistado del infierno. Pero el final te coge junto a tres asesinos silenciosos. Pero el final te coge con un puñado de tres-innumerables desaparecidos. Pero el final te coge debajo de tres-incontables fosas comunes.
