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Lo más importante de lo menos importante

Artículo en el cual se analiza el aspecto político y económico del futbol, tanto en Corea en 2002 como en 2014.

Pabló Ulises Martínez García

Corría apenas el minuto 4 del partido entre Corea del Sur vs Italia disputado durante el mundial Corea-Japón 2002, cuando el árbitro colombiano Byron Moreno decidió marcar un discutido penalti en contra de la escuadra azurra.

Por un momento todos los aficionados coreanos sostuvieron el aliento, y pasaron del júbilo a la desesperación cuando el guardameta Buffon atajo el tiro al delantero coreano Ahn Jung-Hwan. La primera oportunidad se había escapado, y minutos más tarde, Italia hacía valer su jerarquía con un tanto del “Toro” Christian Vieri, quien se adelantó a su marcador y conectó el balón con un fuerte cabezazo enviándolo al fondo de las redes.

El enmudecido estadio observaba cómo Italia se adueñaba del esférico, y creaba peligro en el área de su representativo nacional. El tiempo transcurría y la escuadra asiática se notaba nerviosa, una extraña sensación parecía flotar en el ambiente, sensación que fue acrecentándose con el pasar de los minutos y la creciente desesperación de los jugadores coreanos, quienes comenzaron a repartir patadas, por todos lados, mientras el árbitro colombiano hacía mutis con el silbato en la mano.

Fue un partido lleno de extraños sucesos, que a la postre despertarían la suspicacia de diversos medios de comunicación internacionales sobre el presunto favorecimiento por parte de los árbitros al país anfitrión Corea del Sur.

De vuelta al terreno de juego, parecía que los coreanos habían tomado algo de confianza al observar que el árbitro colombiano los dejaba hacer su voluntad, sin rechistar en ningún momento, las faltas eran evidentes incluso para los camarógrafos quienes fijaban sus instrumentos después de un fuerte golpe a algún jugador italiano, que no fue sancionado en ningún instante.

Desconcertada la escuadra italiana comenzó a equivocarse, a tal grado que un mal rechazo de la saga permitió el empate coreano a tan sólo unos minutos del final del partido. Todo parecía llevar al alargue, sin embargo un pase filtrado de Francesco Totti a su compañero Alessandro del Piero daba esperanzas a los italianos cuando este último definió acertadamente. No obstante el juez de línea había decretado un fuera de juego que sólo debió ver él en otro plano existencial, pues era evidente que aquella era una anotación válida.

Minutos más tarde el árbitro Byron Moreno expulsaba al capitán italiano Franchesco Totti, por la supuesta simulación de una falta. La noche comenzó a caer oscura y tétrica para el conjunto azurri, que reflejaba en sus jugadores un asombro nunca antes visto. Parecía que la consigna era que Corea del Sur debía pasar a la siguiente ronda a toda costa.

Y así fue como sucedió cuando en tiempos extra, el goleador Ahn Jung-Hwan marcaba el gol definitivo y decretaba que Corea debía enfrentar en cuartos de final a España, que observaba expectante desde las gradas.

Días más tarde el parlamento italiano indignadísimo por lo ocurrido exigió a la Federación Italiana de Fútbol un rechazo enérgico a lo acontecido en el terreno de juego. Pero nadie hizo nada.

Corea y España disputaron su partido en medio de una nube de sospechas, que encontraron eco en las acciones de ese día. De nueva cuenta los árbitros hacían de las suyas e hicieron evidente lo que ya se venía hablando. Dos goles legítimos anulados a España daban el pase a Corea del Sur, por primera vez en su historia, a disputar un partido de semifinales en un mundial.

Diversas voces aparecieron clamando justicia deportiva, voces que tiempo más tarde serían calladas por una extraña fuerza que parecía provenir desde la misma FIFA. Con el tiempo, todos parecieron olvidar lo ocurrido menos los aficionados que comenzaron a inundar las redes sociales con cientos de videos en que expresaban su furia reprimida por lo acontecido, y en los cuales mostraban lo evidente de una realidad que no se podía negar.

Los archivos oscuros que salieron a flote señalaban a un grupo importante de empresarios coreanos, quienes habrían invertido para que su equipo lograra colarse entre los primeros lugares de la justa mundialista. Desde luego, aquellos rumores fueron catalogados como mentiras por parte de diversas autoridades involucradas a quienes no les convenía que la verdad saliera a la luz.

Muchas personalidades del deporte de las patadas comenzaron a hablar, incluso Luis Aragonés el entonces director técnico de las escuadra española, quien en un programa deportivo aludió a lo ocurrido durante el mundial y con sus declaraciones dejó la puerta abierta a más interrogantes que implicaban que la FIFA, o al menos a algunos de sus elementos, se había corrompido por el olor a dinero.

Con el tiempo pasado habría que preguntarse si con el mundial de Brasil algunos gobiernos pudieran verse favorecidos con el amaño de algunos partidos. Por ejemplo, el gobierno mexicano quien ya llegó a la resolución de que las leyes secundarias de la Reforma Energética deben de votarse justamente el mismo día en que México enfrenta a Brasil.

Plan con maña dirían algunos, aprobar leyes tan importantes para el futuro del país durante uno de los acontecimientos que la población en general espera con ansias, sobre un deporte que significa un pequeño escape a la inanición a la que están sometidos.

Así el fútbol ha pasado en estos tiempos a ser en palabras de Jorge Valdano, “lo más importante de lo menos importante”.

Demasiadas suspicacias que esperan revalidación en días venideros y de las que por desgracia, puede incluso depender el futuro de un país.

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